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jueves, 18 de noviembre de 2010

El periódico catapultado al vacío

Vivimos una crisis brutal que puede llegar a convertirse en “The new great depression”, como en todas las crisis algunos sectores saldrán más dañados que otros. Hoy intentaremos analizar el caso del periodismo y el hundimiento de la prensa en papel.

     Dicen que un día la prensa en papel un día morirá, la raíz de la voz democrática del pueblo desfallecerá, entonces ¿los partidos políticos a través de qué voz legítima serán criticados o reafirmados? ¿Cómo se difundirá la actualidad de una forma concisa y clara? ¿Será la información un cúmulo de opiniones indocumentadas?
    Hoy he aprendido varias lecciones, los partidos políticos deben su nacimiento al periodismo, y el periodismo nunca morirá, estoy seguro, soy un necio auto-convencido de ello; ahora bien, el periodismo debe cambiar, no será fácil modificar el modelo actual y virar hacia una nuevo modelo, un nuevo objetivo: la legitimación del periodista como profesional y la consiguiente permanencia de la influencia positiva que este ejerce sobre la población.

 
    Si los partidos políticos crecieron fue gracias a las nuevas ideas promulgadas a través del periódico (los sistemas electorales conectaban con sus elites ,o grupos populares más adelante, a través de los diarios) y si la sociedad avanzó hacia una democracia más pura fue gracias a la objetividad de este medio de masas. La importancia conseguida en un pasado puede repetirse en el presente o el futuro. Sin embargo no cabe esperar. Tras él han aparecido diferentes cazadores de audiencia: la radio, la televisión y por último, internet, todos ellos configuran el nuevo panorama informativo.
  
    De momento ninguno de los medios anteriores ha conseguido suplantar el protagonismo del diario, sí ese compuesto de hojas finas en blanco-negro y con ese olor tan peculiar; pero estos sí han hecho descender poco a poco la audiencia del periódico en papel, se han reducido los beneficios y cada vez diarios tan relevantes como El País o El Mundo se ven obligados a depender y bajarse los pantalones ante la publicidad (que aporta el 40% de los beneficios). Todo ello ha producido un efecto detonante para la industria del periodismo “clásico” ya que se han ido reduciendo fondos, recortando personal,Se ha destruido la objetividad, o el análisis de calidad. El periódico actual se ha convertido en un bufé libre de un simple hotel de tres estrellas, lleno de secciones, ninguna de ellas demasiado elaboradas, desbordadas de sensacionalismo... Es evidente que existen periodistas de gran talante y los seguirá habiendo; pero el modelo, como he dicho antes, debe transformarse, ceñirse a la nueva realidad social.
 
    Nos encontramos ante la Sociedad de la Información, la escasez de medios y datos ha quedado atrás, la superabundancia de la información es el nuevo problema social que debe resolver el periodismo y los periodistas. Más que espejos de la actualidad los periodistas en un futuro “no muy lejano” deberán convertirse en un traductor o procesador de información (como indica Philip Meyer en el libro El fin de los periódicos).Encontramos actualmente miles de blogs,como este, que son recopilaciones de información extraída de la gran prensa, sí, somos parásitos de los periódicos, hacemos el trabajo fácil, opinar. Desde una postura responsable debemos concienciarnos para salvar la prensa. Porque ella es la que nos dota de conocimientos para entender el mundo en el que vivimos.
    Si no ocurre esto se producirá una deficiencia informativa, la superabundancia de la información llenará el vaso, la gente se colapsará, la no verdad reinará. ¿Queremos un mundo así? NO, actuemos periodistas, gente preocupada por la cultura...¿A qué esperamos?

2 comentarios:

Angel Simón dijo...

El problema principal que se nos presenta con la superabundancia de la información es la dificultad de saber decidir y elegir la información. Hay que saber discernir las fuentes fiables de las que no lo son; por ello la gente recurre (lamentablemente, cada vez con menos frecuencia)a los periódicos con la intención de encontrar información veraz, sincera y objetiva (en la medida de lo posible).
Creo que el problema radica en dos partes: el primero, que la información de los periódicos ya no es tan fiable como debería; el segundo, la sociedad que se lanza al vacío entrando en Internet y leyendo la primera noticia que aparece en Google (sea cual sea la fuente) y haciendo lo que no debería: creérselo.
Por esto solo podemos hacer dos cosas: esperar (o provocar)que la gente sea consciente de que Internet no es un elemento fiable; y cambiar la orientación de la prensa escrita hacia un modelo más claro y objetivo y cuya base sea la verdad.
Saludos ;)

Tauno Romeu dijo...
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