Consumir nuestra vida

Hoy y ayer voy perdido entre la niebla, no miro a la gente, la observo…Soy un fantasma que fotografía momentos…Las tardes caen, el sol se estrella y la gente no se mira, todos caminan hartos en su monótona e individual vida en la ciudad. Marchan al unísono, miran al suelo decididos, corren antes de que el diablo rojo no les deje seguir con su imparable sendero de la sin razón, se visten de forma similar y quien no, parece querer vender una imagen de extraterrestre incomprendido. Yo, simplemente les observo.

Quizás no haya felicidad en la calle. Nos hemos visto influenciados por el GRAN patrón de la publicidad, el consumismo. Trabajamos para vivir, vivimos para trabajar ¡que más da! si nuestra vida se basa en un consumo retroalimentado por la publicidad….

Ajora sí, el capitalismo entra en nuestras venas como una dosis de heroína, no puedes parar; te sientes infeliz, te hacen sentir infeliz si no realizas las compras que debes y necesitas hacer. Te hacen sentir feo, bajo, mediocre, no apto,  sin estilo….Tú necesitas ser feliz, y si no tienes los productos adecuados no podrás serlo. Acabamos llenando nuestra vida de productos, individualismo, propiedad y consumo. Nuestra vida es un consumo que alimenta el consumo. Trabajamos para consumir, consumimos y volvemos a trabajar para seguir consumiendo.

Sólo quedan unos cuantos valores que se diluyen sobre un retrete, donde poco antes un empresario de éxito ha dispuesto su raya de polvo blanco…Otra adicción que deriva de la infelicidad, otro triunfo de la muerte; otra condena que nos hace caer al suelo.

 Perderlo todo ganando muy poco. LLenar el carrito ¿Ese es nuestro fín?